Reportaje de Pepa García en La Verdad de Murcia
Antonio García ‘Calares’ siente pasión por los animales. «A veces trabajo por amor al arte», dice sobre los años de sequías o muchas lluvias este ganadero y pastor de ovejas montesinas, raza autóctona del sureste español catalogada en peligro de extinción-amenazada por el Ministerio de Agricultura.
A sus 64 años, reconoce que se ha sentido atraído por «las bestias, desde que nací debajo de una oveja en la Majada de las Vacas (Moratalla)». Y cuenta que, «en esta zona, podía haber entre 40 y 50 ganaderos. Hoy, en Calasparra y Moratalla, no más de cuatro». El relevo generacional es una de las más graves amenazas del sector. Lo confirma Alfonso Gil, dueño de 1.200 ovejas montesinas. «Soy la cuarta generación de pastores y conmigo se acaba. Nadie quiere el rebaño», dice descorazonado, a sus 49 años, el último de su estirpe.
Recurso genético valioso
Dedicado en cuerpo y alma a la ganadería desde los 20 años, Antonio ‘Calares’ cuenta entre sus reses con 2.500 de las 12.000 ovejas montesinas que tiene la cabaña nacional, a las que se suman en la Región las 1.200 de Alfonso y un par de rebaños más, de 1.000 y 600 cabezas. Un patrimonio genético valioso por su escasez, apunta Francisco López, veterinario de la Asociación Nacional de Criadores de Oveja Montesina (Acrimon), que cifra en más del 40% la cabaña en la Región.
Raza «muy rústica y muy bien adaptada a las condiciones climáticas más adversas y a las zonas más áridas, son un recurso genético que no debemos perder, y menos ahora, frente al cambio climático», defiende el veterinario de Acrimon. La montesina, criada por su carne, reconoce López que es menos productiva que otras. «Rusticidad y productividad son inversamente proporcionales», desvela la ecuación. Y pone como ejemplo único la cría 100% extensiva de Antonio García. «En vacío, en paridera o en cría, las llevo en grupos de 1.000 u 800, de Tercia de Ulea (Moratalla) a la Sierra del Puerto, Venta Reale, Rotas y Casablanca, en Calasparra», cuenta mientras recibe dos llamadas de agricultores para que su ganado coma «la rastrojera».
El veterinario pone en valor la cría que Calares hace de su rebaño. «Es excepcional, de los 50 ganaderos de montesina, mil ovejas paridas que salgan a pastorear y no se suplementen [con cereal], no lo he visto». «Ahora, con la pandemia y la guerra se ha demostrado que esto es seguridad alimentaria: la subida del cereal no les afecta y acceder a la carne no depende de importaciones», defiende López.
Calares encontró hace dos años a Pedro del Amo, un manchego de 35 años de Munera y de familia de pastores con el que espera garantizar el relevo, mientras su nieto Leo, de 2 años, crece lo suficiente para decidir si quiere seguir los pasos del abuelo. Sin embargo, se enfrenta a diario a otra de las graves amenazas del pastoreo: la ocupación de las vías pecuarias, los conflictos con los propietarios aledaños y el deterioro del patrimonio asociado, como abrevaderos y descansaderos. De hecho, «el 18 de mayo hizo un año que denuncié en Medio Ambiente la ocupación del Cordel de Cehegín [37,6 m de ancho] por un propietario que ha vallado por el eje y aún no tengo respuesta», dice Calares. Por ahí pasa su rebaño hasta un par de veces a la semana y la usurpación del cordel le obliga a invadir el terreno de otro agricultor, lo que es causa de conflicto.
Lo mismo le ocurre a Alfonso Gil, que en octubre vio en la finca Las Canales cómo empezaban a roturar unos pastos permanentes comunitarios y el ramal que usa cada dos meses para llegar de Las Cañadas (Moratalla) al paraje de Las Cumbres y la Huerta de Calasparra. Ahora, «unos cuatro meses después de que los agentes medioambientales lo denunciaran» en la Consejería, sobre el terreno de secano hay almendros con riego por goteo y, sobre la vía pecuaria, un «enorme embalse que me impide el paso», cuenta sobre un itinerario por el que han trashumado hace cuatro generaciones.
Las constantes ocupaciones de las vías pecuarias dificultan una profesión que está amenazada de muerte. «En Albacete están todas las vías pecuarias marcadas», apunta Del Amo. No en vano, «la Región de Murcia está a la cola en la protección de este dominio público, que supone el 1% del territorio peninsular y del que no está deslindado ni el 1% de la red regional», apunta Rubén Vives, especialista en vías pecuarias de Ecologistas en Acción. «El Gobierno regional ha apostado por la ganadería intensiva. Para ellos, la extensiva no existe», critica Vives. «La pérdida del pastoreo implica mucho más; la desaparición del patrimonio cultural asociado, la de los pastos, que es uno de los mayores sumideros de CO2, y la de la biodivesidad que favorece», añade López. Y el catedrático de Sanidad Animal de la UMU Antonio Contreras lamenta que, «ahora que hemos controlado la brucelosis y las epidemias, que limitaban los movimientos de ganado, ya no quedan rebaños que mover».
«Hay más de 1.000 expedientes al año»
Desde la Consejería de Medio Ambiente confirman que la denuncia de ocupación del Cordel de Cehegín se presentó hace más de un año. «Medio Natural ha hecho un informe y los agentes medioambientales irán a ver la zona para hacer, después, un requerimiento para que retiren la valla. El problema es que no está deslindado». Es lo que le ocurre a más del 99% de las vías pecuarias regionales, pese a que desde 1995 la ley obliga a preservar este dominio público y a que goza de protección estatal, autonómica y local. «Hay más de 1.000 expedientes al año de vías pecuarias», justifican desde Medio Ambiente ante este año eterno de espera para Calares y sus rebaños.
Galería de fotografías de las Ovejas Montesinas en La Tercia (Moratalla)